Hemos colaborado en dos ocasiones
con los clubes que están explorando la Torca del Porrón. En la primera, Antonio
junto con Ciano realizaron una escalada que por desgracia no dio sus frutos. En
la siguiente, Antonio, Dani y yo echamos una mano en diversas zonas de la Torca
efectuando una escalada y una desobstrucción.
A continuación paso a relatar mi
experiencia en la misma.
Tras el cruce de varios correos,
al final somos Antonio, Dani y yo los aventureros que nos disponíamos a
emprender un nuevo viaje al interior de los avernos. En un principio, nuestro
objetivo era entrar el viernes nueve de diciembre al Canto para juntarnos con
nuestros compañeros Belgas y hacer punta al día siguiente a tomar por c…,
perdón, muy lejos, pero como Antonio llevaba una semana muy mala, en cuestión
de salud, decidimos hacer algo más sencillo, la reexploración de una Torca que
se encontraba próxima al Canto.
El destino, que nunca está
escrito, nos guardaba otro cambio en los planes. Cuando estábamos ya de camino,
Antonio recibió una llamada de teléfono de Joserra proponiéndonos el descenso
junto con ellos para explorar en la Torca del Porrón, “para estirar los brazos”,
dijo. El silencio se hizo en el habitáculo de la furgoneta. Antonio ya se había
enfrentado al gran pozo MTDE de 435 m pero Dani y yo, no. Al final tras unos
minutos que parecieron horas y tras los comentarios de Antonio: “es una
oportunidad y a mí no me importa repetirlo”, Dani dijo que sí y yo,
reflexionando un poco más tras mi última mala experiencia en un pozo grande de
175 m terminé sumándome a ellos.
La noche y los preparativos del
día siguiente transcurrieron como si fuéramos a hacer una sima de 100 m., pero
no.
El sábado diez de diciembre del
2016 nos encontrábamos en el lugar donde se dejan los vehículos para acceder a
la Torca con Joserra y Ciano. Tras los saludos de rigor nos contaron cuáles eran
sus perspectivas de trabajo: Un pasamanos 70 m antes de llegar a la base del
Pozo MTDE para intentar acceder a otros pozos paralelos y la desobstrucción de
un paso tras el descenso de varios pozos en los alrededores de la Sala
Maldita. Antonio y yo nos
enfrentaríamos al pasamanos y Dani, Ciano y Joserra a la desobstrucción.
En poco tiempo, comparado con
otras aproximaciones, estábamos en la boca de entrada. El monstruo estaba
dormido o muerto, no tenía aliento. Parecía mentira que aquella pequeña gatera
nos llevara al interior de uno de los mayores pozos del mundo.
En el acceso al primer pozo se
apreciaba el gran trabajo efectuado por nuestros compañeros para abrirse paso.
Descendí un pequeño pozo, un resalte, un pequeño grano de arena en el desierto.
Éste nos dejaba en un meandro pequeño y de cómoda progresión. Tras unos metros
llegamos a la cabecera del gran pozo. No impresionaba pues era pequeña y
recogida. Bajo nuestros pies se abriría el gran abismo pero no se dejaba ver.
Comienzo el descenso y fueron pasando los fraccionamientos hasta llegar a una
serie de bloques que estaban suspendidos como por arte de magia en el pozo. Joserra
nos advierte, “mejor no tocar fuera de lo que ya está movido”, una vez pasada
esta dificultad realmente empieza a apreciarse toda su magnitud. Joserra y
Ciano iban por delante, muy por delante. Nosotros nos lo tomábamos con más
tranquilidad haciendo alguna que otra foto y disfrutando, porque aunque parezca
mentira, se disfrutaba de aquel espectáculo de la naturaleza. La instalación
estaba muy currada, cada 15 ó 20 metros un fraccionamiento. No daba la
sensación de ser tan grande, pero cuando se iluminaba desde donde se
encontraban nuestros compañeros… era harina de otro costal.
Nuestro objetivo, el de Antonio y
el mío era bajar por otra cuerda 70 m antes de llegar al fondo pero
necesitábamos el material que se encontraba en la base. Había que descender
completamente y así tuve la gran oportunidad de darme una pequeña vuelta por
los alrededores y disfrutar del espectáculo.
A continuación inicié el ascenso
hasta llegar al lugar donde Antonio estaba trabajando. La verdad es que no era
un sitio agradable, todo estaba lleno de bloques sueltos y las paredes se
desmoronaban sólo con respirar. Antonio decidió ascender para pasar por encima
de un gran bloque que no ofrecía ninguna confianza. Al poco me llamó
apremiándome para que me situase a su lado. Estaba sosteniendo con la punta del
pié un bloque que podría haber caído por el pozo y dañar las cuerdas que se
encontraban abajo.
Con delicadeza lo sostuve y con
mimo lo deposité en un lugar más seguro. Tras otro par de anclajes, Antonio no vio
clara la continuación y me invitó a que me situase a su lado para tener otra
opinión. Desde ese nido de águila, se apreciaba a nuestros pies un gran
desfonde y, a lo lejos, muy lejos, otro pozo. Conseguí llegar a él con alguna que
otra piedra y el sonido nos indico que no era muy profundo. Habría que
comprobar si pertenecían a la gran sala Maldita o eran por otro lado, zonas
nuevas. Dejamos todo instalado para que Joserra y sus compañeros diesen su
opinión.
Como todavía no era muy tarde,
Antonio decidió ir al encuentro de los demás. Mientras, yo fui subiendo poco a
poco para no obstruir la progresión.
Antes de continuar el ascenso quise
comprobar la sonoridad del pozo así que, como si de mi primera sima se tratase,
solté un estruendoso alarido. El eco no retornaba de sus paredes sino que
remontaba y se perdía. Extraordinario, impresionante, sorprendente, asombroso y
todos los sinónimos que se os ocurran.
Para hacer más llevadera la
subida fui contando las pedaladas hasta llegar al siguiente fraccionamiento y
vuelta a empezar. Llegué a la repisa que se encontraba a 200 m del fondo.
Repisa, en este caso, lugar donde poner un pie no más grande de la talla 46.
Continué con mi lento ascenso y sin darme cuenta ya estaba en las piedras que
flotaban y poco más tarde en la cabecera. Total 2 h y 45 minutos desde su base.
Efectivamente, Antonio tenía razón se me ha hecho más corto y fácil que subir
Bernallán, como me había dicho. Al salir muy pronto disfruté de un atardecer
espectacular.
Esperé pacientemente a mis compañeros que saliesen un par de
horas más tarde. Antonio el primero con un montón de nudos en el arnés de pecho
y un poco más tarde Dani con una cara de satisfacción que ni os cuento. Al poco
Joserra y Ciano comentando que ya se hacía pesado pues es la séptima u octava ocasión en la que remontan
este grandioso pozo MTDE.
Os dejo algunas fotos nuestras y
un enlace muy bueno sobre todo lo concerniente a este gran descubrimiento.
Afortunados por vivir esta oportunidad!!!
ResponderEliminarEfectivamente una suerte muy grande :-)
EliminarMI MAS SINCERA FELICITACIÓN POR ESA EXPERIENCIA. HACE YS MUCHOS AÑOS TUVE LA FORTUNA DE BAJAR EL CUETO Y REALMENTE NO SE ME HA OLVIDADO NI SE ME ALVIDARA. UN SALUDO - M. G. RIOS - GRUPO DE ESPELEOLOGOS GRANADINOS
ResponderEliminarGracias por tu comentario, a mi tampoco se me va a olvidar :-)
ResponderEliminarSou uns cracs
ResponderEliminarGracias Jordi :-)
Eliminar